LA ESPERANZA QUE NUNCA MUERE

Mi interés personal en la figura de Liborio comenzó cuando pude compartir de primera mano la vida comunitaria, sus rituales y su forma de entender la realidad. Todo y todos son bienvenidos.No tienen nada, pero eso comparten. En contra de las creencias que construyen muros para separar a unos de otros, el liborismo une y su fuerza radica en esa unión.

También me sorprendió su capacidad para contener la idea del triunfo del desvalido. Para sintetizar el deseo de cambio de los perdedores de un problema que lleva siglos existiendo.

Ese conflicto universal que está relacionado con la posesión de la tierra y el control que tiene el campesinado sobre su vida, es fundamental para entender el liborismo como lo que verdaderamente es: la esperanza que nunca muere.

Por eso comenzamos esta búsqueda sobre la identidad que nos define, en un momento muy especial de la historia de nuestro país y nuestra región.Un momento en que la tierra comienza a medirse para poderse vender, en que el campesino comienza a moverse a la gran ciudad y en que EEUU empieza a ejercer su papel hegemónico.

Partiendo de la pregunta, ¿Qué cree esta gente? Llegamos a la cuestión más amplia, ¿Quiénes son? o mejor dicho ¿Quiénes somos?